Consumo
Que está cayendo la del pato es una obviedad tan clara como que Messi es mejor que Cristiano, aunque nos mareen desde algunos ámbitos diciendo que ambas cosas son matizables.
Tanto las familias como las empresas, y ya no digamos la administración, han tenido que abrir los ojos, en todos los casos a bofetadas, para reinventarse en cuanto al propio dispendio.
El pasado nos eclipsó y llegamos a creer que los peces y los panes se multiplicaban según la necesidad, y ahora resulta que no solo no es así, si no que además ya no tenemos ni migajas de pan para alimentar a un puñado de peces subvencionados.
Desde mi nevera a mi despacho, desde mi empresa a la administración de mi propio país, todo y todos han despertado de la abundancia del pasado, pasando de la opulencia a la prudencia.
¿Y ahora qué?
Estamos en un peligroso bucle de donde nadie sabe salir, y lo que es más grave, del que nadie tiene claves para revertir, dando la sensación de que estamos expuestos a una improvisación anacrónica y bien poco ilusionante.
Si no hay ingresos personales no hay consumo, si no hay consumo la administración no puede administrar dotaciones tributarias, si éstas desaparecen se deben aligerar plantillas: La administración por falta de capital, y las empresas por falta de consumo... Y ello nos lleva a que descienden o desaparecen los ingresos personales y por lo tanto el consumo. Y vuelta a empezar...
¡Vomitivo!
A nivel particular, los que aún tienen la suerte de administrar algún ingreso, viven azotados por lo que popularmente conocemos como gastos fijos y que en muchos casos hemos descubierto que el mismísimo Copperfield no es nadie a nuestro lado, ya que lo que parecía fijo e inmóvil ha resultado tan móvil que lo hemos tenido que desplazar al infinito de la inexistencia.
Yo recorto, tu recortas, el recorta...
Y en este contexto, seguimos oyendo voces clamando una reactivación económica, y esas mismas voces se pierden en el más absoluto vacío de la ineptitud local y la perversión financiera global.
¿A qué nos agarramos entonces? A romper y trabajar. A trabajar y romper. No hay otra...
Ahora resulta que todo lo pasado fue mejor, y sin ser cierto, si que verdad que fue “guay”, pero abramos los ojos para percibir que lo pasado es hoy viejo y, afortunadamente, irrecuperable.
Por qué “afortunadamente”? ¡Es obvio! Porque nos ha llevado a esta porquería de situación, y por lo tanto descubrimos que era un enorme “Fail”.
La situación de crisis y de miedo arroja en cambio cierta luz: Todo lo conservador es ya obsoleto y llegan buenos tiempos para la creatividad y la transgresión.
Esa es mi visión, y para alcanzar nuevos objetivos, empieza a trazar nuevos caminos que recorrer sin mirar demasiado si hubieron precedentes, y realiza un consumo cuidado con sumo cuidado... Que comer hay que comer, y sin comer poco andarás.
Palabra de galeno