Tintín en Barcelona. La acuarela es mía. Espero les guste
La envidia interna aniquila una parte fundamental de la competitividad de la empresa.
Parte siempre y sin excepción de la mediocridad y de los bulos del más burdo, zafio e incapaz. Suele intentar herir a quien tiene la capacidad de liderar la reacción de la compañía con medidas innovadoras y creativas, y que naturalmente minimizarían la función del tosco promotor de los bulos infundados.
Los envidiosos no tienen rasgos externos concretos, tanto pueden vestir vistosos y vanguardistas, como pueden hacerlo de manera sobria y prudente, pero hoy me apetece darles cuatro pistas para poderlos detectar a tiempo y evitar que su toxicidad pueda un día afectarles.
Tipologías hay muchas y variadas:
Existe el envidioso psicótico (recuerden que la envidia sana es una falacia que no existe).
El descalificador (siempre llegará a usted el mensaje. Exija inmediatamente rectificación pública. Suele ser cobarde y la hará amparándose en que todo es un malentendido)
El manipulador (es el más complicado de percibir pues suele resultar astuto y frío).
El falso (transparente imbécil que siempre te rodea alabando cuanto hagas).
El neurótico (no tiene demasiado peligro ya que su patología es conocida coralmente)
Y finalmente el orgulloso (suele estar lejos de todos y fácilmente identificable)
¿La víctima? No hay excepciones: El talento. Todo aquel que atesore tan valioso atributo será tarde o temprano víctima de esa lacra cancerígena llamada envidia, y lo será subrepticiamente y desde el rincón más insospechado y normalmente en forma de calumnia e infamia.
Y ante ese panorama, pongamos el ejemplo del pobre Tintín. El talentoso reportero, ni muerto su autor, puede descansar y alguno es incapaz de soportar su éxito tildándolo últimamente de gay (que tampoco tendría nada de malo…)
Le acusan de vestir abombachado y con tonos claros. ¿Como pretenden que vista un joven de los años 30 en la ciudad? Pues como vestían todos. Ni más ni menos.
De llevar el pelito corto… ¡Las melenas llegaron varias décadas más tarde, atontados!
De no tener contacto con su familia, como si estuviera repudiado… ¿Y quién dice que Tintín tenga familia? De no relacionarse con mujeres… ¿Debo recordarles que los gays triunfadores suelen ir rodeados de esculturales bellezas?
Como verán, demasiadas veces nos instalamos en el reino del “intoxica que algo queda”, y en reinos así hay que luchar para desenmascarar al inútil que pone en peligro el equilibrio del progreso.
Un equilibrio y un progreso que indefectiblemente siempre dependerá del envidiado.
Siempre.
Jamás del envidioso.
Jamás…
Palabra de galeno
Dicen que es el deporte nacional. Es realmente algo muy español esto de la envidia? No es absolutamente comun a todas las culturas o por lo menos a la cultura occidental?
ResponEliminaQue opinas, Lluis?
Gracias de antemano!
Carlos Blanco
Común sin duda ninguna, pero tan exagerada como aquí seguro que no... La competitividad es una de las cosas que produce esta disfunción cerebral, y esa competitividad se vive de forma muy distinta en otros lares.
EliminaGracias, amigo
Dr. M.
La acuarela es realmente tuya? Es espectacular!
ResponEliminaEl libro que jamás se editó y a todas nos hubiese encantado tener.
Nunca dejarás de sorprenderme... también pintas!!!!!!
El post real como la vida misma.
Anna Cos
Anna, Acabo de ampliar la imagen del cuadro que tambien me parece fascinante.
EliminaLa moto es una Vespa antigua, el cartel pone FCBarcelona Les corts y ... el taxista es el Capitan Haddock!!!!
Doc, eres un personaje totalmente singular.
Entregada.
Teresa Palacín
Gracias Anna y Teresa
EliminaCelebro que os guste. "Ases" escondidos que tiene uno...
Dr. M.
Aplicable en todos los aspectos de la vida. La envídia es mú mala y puede llegar a hacer muchas locuras !!!
ResponEliminaBonica aquarel·la !!!!
Salut Doctor,
Miquel
Muchas, pero muchas, muchas...
EliminaGràcies Miquel!
Dr. M.
Luis,
ResponEliminaHomero narra en la Ilíada que estando los dioses en el monte Ida, la envidia generó una disputa entre Hera, Atenea y Afrodita para ver quién era la más bella. El dios Hermes solicitó la opinión del príncipe troyano Paris que escogió a Afrodita. Fue por ello recompensado con el amor de la mujer más bella del mundo, Helena, esposa de Menelao, rey de Esparta lo que desencadenó la guerra de Troya.
Nos han enseñado que todos los pecados capitales son terribles pero a mi la envidia siempre me ha parecido además de “cutranga” un pecado de tontos: es el único que no aporta nada y que además te hace sentir mal por algo que no tienes y que no puedes conseguir. Puestos a ir al infierno para toda la eternidad más vale ir por una sobredosis de trufas de chocolate o por pasarte un año en las playas de St. Bartolomé tomando el sol y bebiendo mojitos.
Aunque si hemos de rebatir a algún personajillo envidioso de algún departamento cercano, y aunque no sea "casus belli", conviene no olvidar la frase de Oscar Wilde “El número de los que nos envidian confirma nuestras capacidades”. No nos hará más felices pero al menos nos hará sonreir. :))) X.X.X. Meri
Que buen comentario, Mery!
EliminaCapacidades y fortunas, que también la suerte más azarosa es envidiada con violencia...
Un beso
Dr. M.
Lo peor de todo, Doc, es que demasiadas veces triunfa. Y así estamos, en un mundo dirigido por mediocres (mangoneado sería más preciso decir), en donde el talento les acojona tanto que prefieren reservarlo para los museos. ¿Sabes lo que a menudo me indigna? Lo que yo llamo el "síndrome Van Gogh". Morir en la miseria (económica o intelectual), y que el porvenir se harte especulando con tu genialidad incomprendida.
ResponElimina¿Será que el destino es un mediocre envidioso?
Eduardo
El destino tiene la suerte de hablar desde el futuro y por lo tanto no sentirse culpable del presente (en el que estuvo tambien, construyendo ese destino final).
EliminaHemos entrado en fase metafísica, company...
Gracias edu
Dr. M.
Por cierto, muy chula la acuarela; por lo menos, desde esta distante perspectiva pixelar.
EliminaEduardo
Gracias!
EliminaDr. M.
Apreciado Doctor,
ResponEliminaEl post de esta semana es casi, casi de diván.
Me gusta la descripción que hace de las tipologias bajo las que se agazapa el ser envidioso y manipulador.
A estas alturas del partido; los que ya hemos jugado varias ligas y en diferentes divisiones, hemos aprendido que estos jugadores van a estar siempre en todas las alineaciones y que van a tener sus minutos de gloria. Sólo hay que darles la oportunidad de que jueguen e incluso hay que facilitarles el juego.... tarde o temprano, el día menos pensado, meterán el gol en su propia portería.
No creo que el talento sea la víctima, las víctimas son ellos mismos, debe ser una tortura pasarse la vida queriendo ser otro o queriendo poseer lo que otro tiene. Es una pena, pues todos los seres humanos tenemos un talento que nos diferencia del resto. Sólo tendrian que hacer un poco de terapia y mirar para adentro y voilà! se encontrarían lo bueno que deben tener. Pobrecitos!.
Pueden criticar y vilipendiar a Tintin o al Sol o a la Luna, y ¿qué?. No por sus críticas detructivas Tin-tin dejará de existir y de ser quien es y tampoco el Sol o la Luna van a desaparecer.
A pesar de ellos y de la crueldad y sinsentido de sus malas artes, el talento auténtico sigue brotando naturalmente, emergiendo sin esfuerzo, superando trabas y creando valor en el entorno empresarial y personal.
No sé por qué, pero mientras le escribo sobre la envidia, me viene a la mente la imagen de Gollum... ¿?
Volviendo al principio de mi comentario: Difrutemos del partido!
Un abrazo.
Maria Luisa
Amiga Mª Luisa.
EliminaYa no tengo duda ninguna de que tiene un lado idealista sencillamente delicioso. No lo abandone pero que no le traicione...
El talento, si hay envisiosos al acecho, tal vez aflore, claro... pero le aseguro que no manando a borbotones y sin esfuerzo!
No desprecie la fuerza de la envidia en el mundo de la empresa. Es poderosa!
Un beso y gracias.
Dr. M.
Buenos días Luis,
ResponEliminacomo siempre un artículo muy jugoso. Las descripciones que has hecho son muy acertadas y entendedoras a la descripción, tanto que me han permitido catalogar a unos cuantos envidiosos que he conocido en el mundo laboral, aunque también se pueden extrapolar a la vida cotidiana.
En el fondo la persona envidiosa es una persona triste, vacía, sin objetivos y como dice Maria Luisa, sólo tendrían que observarse un poquito para reconocer su talento y no tener que pisar a los otros.
Un abrazo
Sonia
Hola Sonia!
EliminaTras un tiempo desaparecida, celebramos tu vuelta.
Mº Luisa y tu congeniariais. Estoy seguro!
Calificar al envidioso de triste, vacío y sin objetivos, es minimizar su perversión existencial. Un envidioso puede ser dinámico, lleno de metas, rico en objetivos y hambriento de logros.
No hableis de él como un pobre hombre, porque en realidad el pobre hombre (o mujer que de todo hay) puede ser un peligroso hijo de puta en potencia...
Dr. M.
"la envidia sana es una falacia que no existe" gran FRASE! y gran VERDAD!
ResponEliminaTodo el mundo tiene un rinconcito de talento.
Un petó.
Pelito corto.
Hola Pelito corto!!!
EliminaMe alegra que coincidas.
Estoy hasta el gorro de la frasecita! "Siento envidia sana por...."
La envidia, jamás es sana! (ni siquiera de buen rollete...)
Un petó de tornada (i amb vistes...)
Dr. M.
Querido Doc,
ResponEliminaSólo matizar mi comentario sobre la envidia. No me dan pena los envidiosos desde el punto de vista externo. Sino mirándolos como seres humanos igualitos a mí que son y que no saben vivir de una manera más óptima y feliz para ellos mismos y su entorno.
Y sí, es cierto, los hay y muy poderosos. Pero para eso estamos nosotros, para decidir cómo nos comportamos y reaccionamos ante su presencia y sus ataques.
Lo que está claro es que cuanto más lejos mejor y si no te va la vida en ello, mejor marcharte o hacer que se marchen de tu lado cuanto antes. No hay que perder el tiempo ni dejarse mangonear por estos tipejos.
Y, de verdad, por propia experiencia, puedo afirmar que quien a hierro mata a hierro muere.
Y el talento sigue ahí intacto a pesar de la maldad y de que alguien quiera aniquilarlo.
Se tardará más o menos en una cosa y en la otra, pero hay leyes naturales que ningún ser humano tiene aún el poder de alterar y cambiar.
Gracias por este espacio de opinión.
Un abrazo.
Maria Luisa
Gracias Maria Luisa.
EliminaSigue doliéndome el talento que nunca, y digo nunca, nadie descubrirá por la envidia y la malicia de su entorno más próximo.
Es como los rovellons en otoño.
De todos los que nos regala la propia naturaleza, cuantos realmente serán descubiertos y recogidos, y cuantos moriran anónimos bajo la maleza? (En este caso no la malicia)
Pues eso
Siempre gracias
Dr. M.