Fuego en el alma
Un último post antes de vacaciones.Un último post escrito con los párpados aún húmedos por la impotencia que crea el terror del fuego que está azotando mi país.
Un último post con la triste noticia de personas fallecidas y decenas de miles de hectáreas calcinadas en un marco de crisis que hoy tiene en vilo a miles de familias que no saben si el mes que viene el gobierno dispondrá de liquidez para pagar sus nóminas y salarios (si tienen la fortuna de percibirlos).
Este es el marco en el que me propongo escribir esta última entrada.
Un marco nada alentador. Un marco triste y con extrañas sensaciones de cara a las jornadas de descanso que se vislumbran por delante.
Y en esta mierda de situación me vienen a la memoria afirmaciones, que siendo ciertas, de tanto repetirlas sin ningún tipo de rigor se han convertido en topicazos del copón!
“Las crisis no son por ellas mismas negativas, y sí en cambio una excelente oportunidad”
Aunque pueda estar de acuerdo desde el punto de vista más emprendedor y creativo, lo cierto es que resulta un insulto a los de siempre: Los que viven en el sótano de la sociedad (Que son la inmensa mayoría y que permanecen hacinados en la mal llamada clase media), esos que no solo pagan los platos rotos, si no que se los parten en la propia crisma y sin rubor, los mismísimos culpables de la crisis que casualmente son sus máximos valedores y beneficiarios, al tiempo que sus promotores ya que del drama colectivo se derivará el mayor provecho para augmentar su propia hegemonía y poder.
Y los bosques arden, y lo hacen en parte porque esa crisis no permitió que fueran limpiados y preparados convenientemente para el verano.
Y mientras, el humo del sangriento incendio se cuela por la rendija de la ventana de mi sensibilidad ahogando mi maltrecho y habitual optimismo, y empañando de color gris la luz que todos ustedes han regalado a este espacio los últimos meses.
Sean felices, o inténtelo al menos...
Nos vemos el día 27 de agosto.
Palabra de galeno.
Doc.
ResponEliminaEscalofriante final de temporada y escalofriante relato.
Vuelva pronto
JLP
Intentamos ser felices todos los días, al menos yo me intento levantar cada mañana siendo optimista, pero como bien dices las circunstancias acompañan poco.
ResponEliminaLa dichosa crisis, los políticos, los recortes, las injusticias hacen mella.
Espero que pases un feliz verano.
Un abrazo
Para acabar la temporada, sin que sirva de precedente y como afectada de que dejes de escribir durante 4 semanas, te responderé en el mismo lenguaje directo que tu sueles utilizar:
ResponEliminaEscribes de cojones!
Paula P
mierda !!
ResponEliminacomo duele todo esto.
nos vemos
Xavier y Alex
de los Radanitas
Este domingo desde algún lugar de nuestra Costa Brava, empecé a sentir como la ceniza caía sobre mi cuerpo mientras tomaba el sol, empecé a ponerme muy triste y mi acompañante no entendió porqué decaía mi estado de ánimo (creo que el chico pensó que estaba triste porque se terminaba el tórrido fin de semana..) le dejé soñar, para qué despertarlo, ahora vosotros ya sabéis la realidad.
ResponEliminaMarta
Hi Doc, me gusta tanto tu relato como todos los comentarios que le siguen:
ResponEliminaempezando por el título "...arde por la ceniza de un banquero", y leyendo en el comentario que me precede la misma tristeza que sentí yo y de la misma manera, ¿estaríamos en la misma playa? eso ya no importa!
que tengas unas vacaciones geniales, y hasta la vuelta ;-)
Doc, las cosas serán como sean, pero como nos sentemos a esperar a que los ineptos responsables de este incendio económico nos pinten de colores el gris que nos rodea, lo llevamos claro.
ResponEliminaSiguiendo con tu símil, en 1994, 10 de agosto, el pueblo de mis padres ardió en un 90% de su superficie. ¿Sabes qué tuvimos que hacer los vecinos cuando vimos que los bomberos no aparecían? Te lo imaginas, ¿no? Pues eso. A pesar de todos los esfuerzos, y de jugarnos el pellejo, el pueblo se quemó. Pero la sensación de haber luchado en vez de sentarnos a esperar... Esa sensación te devuelve los colores que el humo te intenta quitar.
Bueno, en verdad sólo quería desearte un muy buen verano, pero siempre me enrollo.
Lo dicho, para el curso que viene, que el fuego que inventas dé humo de colores.
Un abrazo
Eduardo