divendres, 18 d’octubre del 2013

LA PLAYA ES SATANÁS



La playa es Satanás.
Hablábamos el otro día con unos colegas sobre los aspectos decisivos que tendrían a bien analizar los expertos de Barcelona World o EuroVegas a la hora de decidir un emplazamiento y la posterior millonaria inversión necesaria para su implantación y explotación, en un territorio determinado del aún, Estado español. Más allá de si camparán o no a sus hanchas señoritas de buen ver ofreciendo sus servicios, y no precisamente de asesoría jurídica, o el humo de Montecristos, Cohibas o simples Marlboros, que parece haberse convertido en el gran debate fundamental (y que particularmente más que un debate me parece una estupidez frente a la magnitud que supone un monstruo de generar riqueza de estas características), el quid de la cuestión es qué ofrecer para que destinen aquí sus lustrosos dólares que traerían consigo un determinado y no explotado turismo paralelo, puestos de trabajo y, lo que es más importante: Tributos en beneficio de todo el país. Mis contertulios esbozaban sus cábalas, según mi humilde parecer con nula aplicación de un básico marketing estratégico, ya que el gran argumento que defendían para mostrar la bondad el territorio catalán como lugar idoneo, era ni más ni menos el atractivo que podía suponer su majestad la playa.
Pero no, amigos.
La playa es Satanás.
¿Por qué? Preguntarán ustedes...
Y es bien sencillo. Estos centros de juego y ocio multidisciplinar, tienen un claro y único objetivo: Recaudar a partir de una amplia, amplísima oferta de servicios de ocio, distracción, juego y deportivos, o lo que es lo mismo: Vaciar el bolsillo del huesped y llenar el bolsillo del amfitrión. ¿Y que tiene eso que ver con la playa? Muy sencillo. Nuestras playas son por ellas mismas un espectáculo, una sorpresa, un divertimento y horas y horas de ocio donde perderse retozando como un langostino sin gastar ni un céntimo de euro.
¡Mal negocio!
Mientras en otros lares, el visitante debe acudir cual ratón siguiendo al flautista de Hammelín al indispensable dispendio para pasar las horas, aquí en la costa catalana, miles de visitantes no pasarían del consumo impulsivo de alguna cervecita o, a lo más, algún mojito de ron barato en horas y horas de asueto...
¿Me siguen?
Mal negocio para los magnates americanos poner al alcance de sus huéspedes una diabólica playa donde éstos puedan remojar sus grasientos culos, sin más dispendio ni gasto que el de un preciado y precioso tiempo de estancia, y el de su propia epidermis.
Palabra de galeno

divendres, 4 d’octubre del 2013

LA SONRISA Y EL BESO


                                                                                                          smile

Algo habré escrito sobre marketing personal, pero dada la situación de crisis no solo económica si no también de valores por un lado, y la desnudez a la que nos somete cruelmente internet, me da que vale la pena insistir.

Desde el primer minuto de nuestro nacimiento empezamos a conformar una personalidad en carácter “on”, que expresaremos a partir del segundo minuto en carácter “out”.
No entraremos a discutir los teoremas de Rousseau o Descartes, pero es obvio que nuestra posibilidad de incidir, tanto en nuestra personalidad como en la imagen que mostraremos de ella es total y absoluta, y vale la pena dedicar al “como nos mostramos y presentamos al mundo” unos minutos.
Aceptemos de salida que somos animales en evolución y que nadie mantiene su súper yo inalterable toda la vida. A partir de esa aceptación de cambio continuo, estaremos preparados emocionalmente a realizar micro-alteraciones en nuestro fondo (comportamiento) y nuestra forma (imagen), que nos adecuen con satisfacción al mercado y a nosotros mismos.
Se trata ni más ni menos que ir cambiando en la búsqueda al unísono y solo al unísono, de la satisfacción de nuestro entorno respecto a nosotros y lo que éste espera de nosotros en el más sentido más ambicioso, con la satisfacción de nosotros mismos con nosotros mismos buscando nuestra satisfacción.
Parece complejo, no lo es.
Si nuestro entorno profesional, familiar, social, etc. ven satisfechas sus expectativas sobre nosotros, pero nosotros no nos sentimos satisfechos con nuestra labor personal, fracasamos
Si nosotros nos sentimos realizados y dichosos, pero todo nuestro entorno queda decepcionado, fracasamos también ya que vivimos en sociedad.
Al final se trata de dar pequeños pasos conformando esa dualidad en nuestro yo absoluto que encuentre en el camino a la realización personal y al reconocimiento externo, íntimamente cogidos de la mano.
Quién llegados a este punto interpreta que la meta a alcanzar con todo ello es el éxito, que vuelva a la casilla de salida, no ha entendido nada.
¿Como se mide el éxito? Tal ambigüedad no tiene herramienta universal de medida. ¡Olvídese de ser un cosechero de éxitos, mentecato!
La meta, y espero que usted no llegue nunca del todo a alcanzarla para no dejar de caminar, es la felicidad, y esa sí tiene una herramienta de medida infalible: Tener siempre una sonrisa por lucir y un beso por recibir.
Palabra de galeno