Tradicionalmente, comer unas tapas, era una alternativa económica y distendida de solucionar una comida, hoy es un acto turístico de lujo al alcance de bolsillos pudientes, expectativas folclóricas y gargantas de nula exigencia.
Dónde han quedado los tradicionales bares de parca decoración, mugrientos pósters del barça de la temporada 81/82 en las paredes, colillas a pie de barra y exquisiteces bajo una vitrina baja de vidrio y poco ventilada?
Bares donde las mesas estaban recubiertas de hules de cuadros rojos enganchosos, donde se degustaban patatas bravas con salsa de pura creación y abundante generosidad y patatas crujientes, con un punto de refrito que las hacía entrañables...
Bares donde tras el mostrador, se podía encontrar un matrimonio (Antonio y Maria, por qué no?) que entre servicio y servicio se tiraban los trastos a la cabeza por no haber cobrado a un cliente que ambos decían que había sido servido por el otro... (mientras un hijo puberto sisaba monedas de la caja mientras se brindaba a cobrar)
Bares donde dudo que la TV se apagara nunca (incluso al cerrar el local por la noche) y formaba parte del ambiente reinante y el mando (de haberlo) se te quedaba enganchado a la mano.
Lugares donde te podías dirigir a quien fuera, para comentar lo que sea, sin que te miraran pensando “y este que coño quiere, ahora...” o te respondieran... “sorry?”
Dónde han ido a parar las gambas al ajillo del tamaño de un pulgar y con trozos de piel aun prendida?
Hoy son todas de groenlandia y más pequeñas que la uña del mencionado apéndice.
Dónde hay bombas que sean bombas (y no pelotitas) que sean deformes, elaboradas a mano mirando hacia otro lado y con pan tostado y rallado manualmente?
Hoy son todas perfectas, iguales, alineadas, de color calabaza y de aspecto plastificado.
De dónde han llegado los llamados muslitos de cangrejo que ni son muslitos ni, por supuesto, de cangrejo?
Quiero buscar los diarios, solicitándolos a la rubia de la mesa de al lado o investigando sobre la máquina de tabaco, donde se encontraban periódicos amontonados de los últimos 15 días y alguna revista de ciencia olvidada por el intelectual del lugar... y no ir a buscarlos a un estúpido dispensador con clavitos, enganchado en la pared y sujetos por un coñazo de madera con una barra de hierro que los hace ilegibles (siempre con el cupón ya recortado)
Busco esos bares rechazados por los guiris, por su aspecto clandestino, que bien podían estar entre una tienda de discos y un colmado (hoy ya no existe ni lo uno ni lo otro) y en cualquier calle de l’eixamble y donde al entrar por la mañana, el “Antonio” de turno ya te indicaba quien tenía el “Sport” que sabía que buscarías al cabo de 10 segundos...
Estoy harto de que se gasten más en diseño decorativo que en materia prima.
Estoy harto de que llegue todo pre-congelado, de aspecto impoluto y empaquetado en español y portugués.
Estoy harto de que me atiendan en inglés, porque mi pareja tiene aspecto de guiri.
Estoy harto de que la salsa brava sea salsa rosa picante de la casa “Prima”
Estoy harto de que se hayan substituido los bocadillos de palmo, por la gilipollez llamada “montadito” o “pulga” o “perla” o mil paridas más... (y al mismo precio que un soberbio bocata de antaño)
Estoy harto de la puta y reiterada decoración colonial de aire acondicionado a la vista mediante tubos cromados, madera verde y ladrillo visto, con pizarras que no son de pizarra y escritos de pintura que pretenden simular tiza!
Estoy harto de no encontrar ni Antonios ni Marías y que me atiendan o morenos de sonrisa perenne u orientales de flequillo inalterable (no les crece nunca el pelo?) que me tratan de “señor”.
Estoy harto de que al pedir “café amb gel”, me traigan SIEMPRE café con leche (han entendido supongo “café amb llet”, siempre entienden “café amb llet”...ellos).
Y es que no entienden nada y si lo cuentas, te llaman xenófobo (antes de ser tan “progresistas”, decíamos racista), y si lo pides sin hielo, es decir: un simple “café”, te pregunten: sólo? Coño!!!! Si lo quisiera con leche, cortado o con hielo... ya lo habría dicho, no?
Estoy harto de estar harto.
Palabra de galeno.