Mkt Estratégico y Mkt Interno
Esta crisis es una auténtica mierda, y no por previsible es menos mierda.
Recuerdo que hace ya muchos meses, en los albores de la misma, y siendo responsable de Planificación Estratégica, planteamos la urgencia de empezar a ejecutar un Plan de Comunicación Interna que habíamos elaborado conjuntamente con mi equipo de colaboradoras y que incluía la gestión de crisis, y todo ello en un sentido humano y en clave interna.
“No se si es el momento…” se preguntaron algunos en la cúpula, y se lo siguieron preguntando meses y meses y más meses hasta que ya fue demasiado tarde.
Intenté, entonces, que esas cabezas pensantes y dirigentes viesen al trabajador como lo que realmente es: El Cliente Interno, y que este Cliente Interno merecía tan o más atención que el Cliente Externo ya que éste, en realidad, dependía del buen quehacer del primero, y no al revés.
Fue inútil.
La típica situación en que las decisiones estratégicas de mkt las tomaban, como en tantas otras organizaciones, personas absolutamente ajenas al mkt, esa especializada profesión en que llegar tarde es tan útil, como no haber ni aparecido o existido.
Perdimos la oportunidad de incrementar la confianza del colectivo y augmentar su orgullo de pertenencia, y con ello se invirtió todo.
Pasamos de intentar motivar en forma de competitividad, a (tal vez en un futuro próximo) convertir ese colectivo en moneda de cambio o de trueque con el que se intente solucionar los malos resultados del sector y, también, de la compañía.
“No sabían si era el momento…” y dejaron la empresa (hoy por suerte con una nueva cúpula) a merced del desánimo y los más dantescos titulares.
En un momento en que resultaba más necesaria que nunca una perfecta simbiosis entre vanguardia y experiencia, empezaron a oírse tambores de Ere. Tambores que suelen resonar con mucha más fuerza entre los menos jóvenes, que pueden ser previamente invitados a abandonar el barco, aún en condiciones de flotabilidad, con técnicas que suelen rozar el chantaje y que siempre están bien pertrechadas en el miedo.
“No se si es el momento” decían algunos, y ahora son los nuevos gestores los que, tal vez, deberán padecer esa garganta atenazada que produce tener que decir a un padre de familia, en muchos casos de gran talento adquirido y una competitividad impresionante, que la organización no puede seguir soportando su peso.
La pérdida de confianza hacia las cúpulas y la desmotivación ahogan el corazón del Mkt Interno, que no es otra cosa que conseguir detectar y captar la máxima participación de la más diversa inteligencia corporativa, con el fin de, unidos, alcanzar los objetivos de la misma y asegurar su perdurabilidad.
Y cuidadín, cuidadín… No sea que un ERE basado en la edad convierta el mercado, en pocos meses, en un campo de minas enemigas, y que esas minas plagadas de intelecto, lleven el nombre y apellido de los que en su momento, “No era el momento” de atender.
Palabra de galeno