Son ya ciudadanos de 51 países los que han visitado, según Google Analytics, este espacio de debate y opinión desde que lo creara.
La cifra, que resulta sorprendente y particularmente escalofriante, me obliga a plantearme cada semana qué tema puede ser de interés común a las más variadas culturas, hábitos, sensibilidades, y no es fácil escogerlo se lo aseguro!
Hoy me apetece hablar de la ilusión en unos momentos en que mi país lo está pasando realmente mal.
De la ilusión a pesar de un entorno absolutamente esquivo a fomentar este estado de ánimo.
De la ilusión, como motor indispensable para alzar la mirada y ver que aunque casi todo está inventado, el futuro entero está por reinventar.
No sufran.
No voy a jugar el papel del vendedor de humo sagaz, astuto y dicharachero, sino el de un promotor de la realidad y sus posibilidades, y éstas son cojonudas porque existen, y porque dependen de ustedes. ¡Y solo de ustedes, no lo duden!
Desde mi empresa, desde mis grupos de amigos on y off-line, incluso desde el gobierno de mi propio país, se ha olvidado que si únicamente recordamos una y otra vez la realidad y sus dificultades (crudas y crueles, cierto...) es imposible construir la ilusión de hoy que cambie el mañana.
Alguien debería recordarnos de vez en cuando que lo pasado no se puede variar y que todo está por hacer.
A veces me gustaría estar en los diferentes órganos internos y externos que gobiernan y conducen nuestras vidas con un solo objetivo: Crear un Plan General de Ilusión...
En mi entorno dicen admirarme por ver siempre el vaso ya no medio lleno, si no a rebosar sea cual sea la situación, y es curioso pero están en lo cierto.
¿Que me diferencia de todos ellos? Una dosis colmadita de inmadurez (Dios... ¡Que nunca la pierda!) y tres generosas de ilusión. Eso es todo.
¿Y los mercados? Más de lo mismo, amigos.
Vendemos lo equivocado. ¡La cagamos!
¿De qué sirve la fiabilidad, la confianza, la seguridad, la eficiencia o la eficacia si no va convenientemente bañada de ilusión? ¡Y nos olvidamos de mencionar eso último, siendo el antídoto de todos nuestros demonios y la dinámica del éxito!
La ilusión es el motor (común a cualquier ser humano, a cualquier raza de cualquier continente) que aquí y allá, donde fuere, hace latir no sólo un producto, sino una empresa, un mercado... y a uno mismo.
Y nos olvidamos.
Y me empeño en ver el vaso colmado diga lo que diga el fondo monetario internacional. Y a usted, sin verle le sé presente, aquí, en este burdo foro. Y sin saber por qué, he escrito en 5 minutos y del “tirón” la reflexión marketer de la semana.
Y no ha sido por talento, ni tan siquiera por tesón...
Ha sido por ilusión...
Palabra de galeno