Ma Dolores de Cospedal
El hartazgo se ha apoderado de una parte importante de una población (ya la mayoría según las encuestas) que, cansada de no ser ni atendida ni entendida, ha decidido mediante la protesta indisimulada pero calmada, y un giro inequívoco hacia posturas secesionistas, poner tierra por medio con un estado, que según esta mayoría, ha estado ninguneando su realidad nacional.
Por otro lado, encontramos a partes iguales una minoría que no sabe hacia donde tirar aún y duda, y otra, la de carácter más conservador, que le aterra preguntar al pueblo y se aferra a la legalidad vigente para evitarlo ante el posible giro social nacionalista y cambio de rumbo, mostrándose nerviosa interna y externamente y no aceptando la idea de perder su muy oficial identidad española.
¿El futuro? Hoy es una gran incógnita ya que el derecho jurídico internacional y los organismos europeos y/o mundiales no cesan de arrojar mensajes contradictorios, que son leídos por unos y otros de manera peculiarmente diferente.
En este contexto, se han convocado una elecciones plebiscitarias como no las han vivido antes ninguna de las generaciones actuales, donde unos y otros por primera vez en la historia se han sacado las caretas y proclaman abiertamente su modelo de futuro.
En este marco, el marketing político o electoral va a estallar con ímpetu implacable, ya que por primera vez además de discutir sobre el modelo de sociedad, se va a dirimir sobre futuros modelos de pais y quien sabe si de estado en su sentido más amplio.
Los pocos trabajos o tesis sobre marketing político, referencían más la gestión del rechazo que de la adhesión. Ante una sociedad tan dividida, donde la parte secesionista, hoy curiosamente, abandera la cara más dialogante y amable, la gestión de la palabra y la imagen relacionada con cada una de las posturas, va a resultar determinante sobre todo en ese grupo minoritario pero decisivo que hará decantar o no la balanza de forma contundente.
Las posturas políticas personales varían poco en una campaña electoral de 15 días y el grupo mayoritario de los convencidos no cuentan un comino para los profesionales del marketing.
Aquí toda la carne se pondrá en el asador de los decisivos y decisorios indecisos. Ellos y solo ellos van a ser más que nunca las estrellas de tan apasionante lucha.
Más que nunca se va a mimar extremadamente la sensibilidad de esa minoría gestionando mucho más el rechazo que la convicción.
Entre las formaciones, habrá naturalmente dialéctica dura, pero no así en los mítines antinatura que vamos a poder vivir. Nos vamos a deleitar viendo al apuesto President Mas arrancándose por faralaes o a la atractiva Sra. de Cospedal envuelta en las babas de un "cargol" en el aplec del monastir de Poblet, tras intentar unas "puntes" de sardana.
Nunca nuestra historia ha sido más ilusionante.
Nunca unas elecciones se han presentado más divertidas.
Palabra de galeno